Mírame, léeme, elígeme.

Enamórate de mi, no es súplica. Es una recomendación.
Enamórate de mi y te convertiré en canción.

Serás el arte que algún día miles van a apreciar.
Serás el poema que muchos van a recitar.
Enamórate de mi y en arte te convertiré.

Enamórate de mí, un día cualquiera...
o cuando llegue la primavera.
Mírame, léeme y elígeme.
Que me encargaré de tu felicidad eterna.

Mírame a mí entre todas ellas,
elígeme aunque no me vea como las estrellas. Y te prometo que nada te hará falta, y si algún día algo te falta, lo construiré con calma.

Elígeme a mí aunque no sea perfecta,
aunque de las canciones olvide la letra.
Mírame, aunque no sea brillante...
soy una estrella tintilante.
Léeme aunque sea complicada,
sin importar lo rara que sea la portada.

Puedo escribirte cada día, aunque no sepas de poesía.
Puedo crear inspirada en tu persona, si tan solo me eliges más de una hora.
¿Qué opinas de un amor a la antigua?
De esos que te escriben cartas, y se entienden entre miradas.

Mírame y elígeme no por lo que ves,
sino por lo que puedo hacerte sentir.
Léeme y en cada verso te escribiré...
en cada uno de mis latidos te llevaré.

Enamórate de mí, y te prometo un amor sincero. Uno que te haga sentir en el cielo.
Enamórate de mí, sí. Es una súplica.
Por favor mírame, léeme y elígeme.
Puedo ser tu estrella, si me miras a mí y no a ellas.